viernes, 8 de agosto de 2008

Presentación

Pensemos por favor en lo implicado en la eficiencia y comprometamos políticamente las consecuencias de nuestras acciones.

Nacemos en una época y sistema que no elegimos , damas y caballeros el error es la única forma de coherencia. No se confunda, no estoy hablando de teatro, no estoy hablando de libros, no quiero que piense en piedras ni vasos. Serán el cuerpo y la dignidad los que soporten esta lucha.
Sujetados a la noción de sujeto reproducimos la tiranía de la utilidad. Nuestras prácticas contienen, en el concepto de producción, la implícita aceptación de las reglas establecidas. Quien se mueve dentro de una sociedad interactúa con sus criterios y su materialización en las prácticas del otro. Ser útil, en cualquier cosa, es aceptar las limitaciones de un aquí y ahora.
La línea de fuga ha sido escrita para tentar al futuro, el error permanente es una forma de disidencia. No hay sólo una forma correcta de hacer las cosas, pensar en la productividad de los actos, suponer que toda acción carga con la esperanza de una consecuencia es la forma en la que nos han acostumbrado a la obediencia. Abandonesmos las esperanzas.

El error debe ser introyectado e incorporado. Propongo que reemplacemos la adicción a la gravedad por la adicción al error. Cuando la inmediatez fluya en nuestros actos y nieguen la línea de continuidad entre lo que aprendimos y lo que haremos, naturalmente, estaremos constituyéndonos en una interferencia en la realización del poder. No hay forma de que alguien mande si el sujeto no obedece. Si alguien esta pensando en policías o represión creanme, no es esa la forma. La sanción es indirecta, no viene de las instituciones sino de las conductas que las instituciones condicionan. Si Usted practica el error permanente su jefe lo va a echar, su socio va a dejar de invitarlo a comer, no va a tener dinero y las mujeres lo van a abandonar. No es la policía la que va a decirle que esta EQUIVOCADO. Eso ya no hace falta, la sociedad reproduce sus criterios y los legitima excluyendo.
La interacción entre el error permanente y la sociedad es violenta. La sociedad defiende el sistema por costumbre, no hay que juzgarlos, hay que despertarlos. El error permanente es la práctica cotidiana que supone la posibilidad de que las cosas pueden siempre hacerse de otra manera. Como decisión de vida supone la negación absoluta a legitimar lo injusto. Tendré hambre solo para evidenciar hasta que punto NO SOMOS LIBRES.
Transitar esta existencia sin libertad es desperdiciarla. ¿Cómo alguien puede saberse libre si lo único que hace es reproducir el lugar que le corresponde? Simplemente con pronunciar al paraguas ya estamos incorporando a la lluvia. Todas las acciones que realizamos cargan con una aceptación implícita. Salvo el error. La locura supone un manicomio, la enfermedad un hospital, la muerte un cementerio, pero el error permanente no puede ser asimilado. Es una catástrofe, es una forma difícil de vivir, es la dignidad. Es una militancia constante pero inmanente. No soy razonable, no quiero serlo. La razón ya hizo demasiado por nosotros, es hora de plantearnos otra moda.

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