jueves, 7 de agosto de 2008

Voluptusidad

Una cuestión que no quiero dejar de tratar es la de la voluptuosidad. La permanencia en el error fue para mí la forma de acceder al conocimiento. Al momento de mi nacimiento la RADIOGRAFÍA le mostró a mi madre los motivos de la imposibilidad del parto natural. ESTABA AL REVES Y CHUPANDOME EL DEDO GORDO DEL PIE. También mi cuerpo me lo exigía, la temprana y constante torpeza desató una relación de violencia disciplinaria que pude sortear solo pero con mucho sacrificio.

La educación se configura como un someter. Desde la familia se enseñan las costumbres para limitar las posibilidades pensables, desde las palabras se limita la realidad a los categorías cognitivas, desde las escuelas se moldea la mente definiendo los temas que deben ser pertinentes. Durante mucho tiempo fui ciego y traté de adaptarme a lo que se exigía de mi, todo fue angustia. Un día me dijeron que debía conocerme, saber quien era. Me enfrenté a la realidad de mi existencia. SOY UN ERROR.
En mí caso el volumen de errores no es un problema, desde que decidí ser yo mismo y no lo que me obligan a ser los errores fluyen de forma natural. Los atentados erroristas también existen, pero son una canalización natural de la creatividad. El lenguaje que se encuentra en mí para explicitar mi comprensión del mundo.
Es por eso que el camino que tuve que realizar hasta aquí es un camino de conocimiento y de aceptación. Frente a mi realidad el sistema social impone normalización, la libertad existe desde el momento en que decido sostener mis errores y no adaptarme.
La construcción siquiátrica del sujeto plantea un problema similar. El gran descubrimiento del señor Freud fue el del sujeto partido. A los racionalistas de aquella época no les gustó nada que un tipo les diga que el hombre no tiene una unidad racional y que, muy por el contrario, es un ente fragmentado que no controla todos los niveles de su conciencia. El gran problema fue que después se adoctrinó al psicoanálisis para que construyera los mecanismos para reconfigurar ese sujeto bajo la promesa de una falsa unidad. El poder revolucionario del invento de Freud fue mutilado por su inventor. Nuestro deber es retomar ese poder para permanecerlo latente.
No más psicólogos ni psiquiatras. Elegir ser yo mismo implica no admitir la autoridad moral de la sociedad o de la época o de un saber o de quien fuera para imponerme una forma de comprender las cosas o una forma de actuar.
Se ha impuesto un modelo de sujeto racional y correcto que es inmoral. Frente a esto levanto una nueva bandera NO EXISTE NADIE SANO. Solo existen diferencias, hay que exigir que se las acepte.
Sólo entonces podremos avanzar a un segundo estadio. TODOS ESTAMOS SANOS.
El objeto mundo tiene infinitas expresiones posibles. La costumbre condiciona la percepción de la realidad para que captemos siempre lo mismo. El error nos libera de la costumbre, nos permite alcanzar esas potencias del mundo que han sido encarceladas bajo el nombre de fantasía para condenarlas a la irrealidad. Un nuevo mundo existirá cuando demostremos la posibilidad de lo imposible. El error completará la realidad.